Luego de finalizado el proyecto, el grupo destacó la importancia de las capacitaciones a la comunidad. El armado de los secadores solares, desde el manejo de herramientas que nunca se habían utilizado hasta el ensamblaje del secador en sí, destaca el aprendizaje de una tecnología desconocida, mientras que logró reactivar conocimientos que tenían las integrantes del grupo sobre tradiciones de secado al sol (mediante otras modalidades más antiguas).
De los 5 predios comprometidos, fueron 4 los que pudieron cumplir con la totalidad de las actividades y se destaca la participación de otro predio no contemplado inicialmente.
Las participantes del proyecto han cambiado la forma de entender la producción y cómo posicionarse desde la nueva modalidad de trabajo, que implica no solo movimientos personales y familiares en acciones concretas y sencillas, sino también, más importantes a nivel predial que se traduce en qué plantar, cómo, cuándo y con cuál manejo.
El grupo de mujeres se ha posicionado a nivel local con una producción diferencial, amigable con el ambiente. Por otro lado, la comunidad dispone de producción de mejor calidad y que además adquiere un valor agregado.